3.7. Tortola Valencia en Santa Beatriz

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Domingo 3 de diciembre. San Francisco Javier. Sol. Sol. Sol. El Sol es mi enemigo personal. El Sol me hostiliza. El Sol me exhausta. El Sol me aturde. Sin embargo, yo voy a las carreras alegremente. Hay mucho polvo en el camino. Pienso a veces que entre el Sol y el polvo del camino se han confabulado para asfixiarme. Y pienso que el automóvil que me lleva es un cómplice solapado, avieso y sórdido.

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         Primera carrera. Gana Tirolo. Parece que Tirolo tuviese que ganar siempre la primera carrera. Esto me mortifica. Encuentro indispensable que el handicapper cometa alguna arbitrariedad para evitar que Tirolo vuelva a ganar la primera carrera.
         Segunda carrera. Gana Mignonette. También Mignonette suele ser candidato al triunfo en la segunda carrera. Y esta Mignonette es una yegua maligna. Se adueña de la punta con gran celeridad y burla a sus perseguidores como un ratero a la policía limeña. Si Mignonette no fuera yegua, sería ratero.
         Tercera carrera. Gana Haydée. Haydée tiene un nombre oriental. Y ha corrido con 60 kilos. Pero ha ganado. Debe haber ganado porque ha llegado al hipódromo Tórtola Valencia. Pienso que Haydée ha ganado seguramente porque tiene un nombre oriental y porque ha llegado Tórtola Valencia. No puede ser de otro modo. Es indispensable que el handicapper tenga el mismo criterio que tengo yo.
         La presencia de Tórtola Valencia es un suceso. Una gran figura artística en el Hipódromo de Santa Beatriz. Me imagino que el Hipódromo de Santa Beatriz debe estar orgulloso por este honor.
         Un gran gentío sigue y aureola a Tórtola Valencia
         A Tórtola Valencia no le molesta la popularidad. Acaba de decírselo a Málaga Grenet y a Juan Croniqueur. A Tórtola Valencia le engríe que las gentes la admiren, la comenten y la sigan.
         Tórtola Valencia viste un traje blanco, ingenuo, alegre, primaveral y colombino. Y pues el sol la hostiliza, se ampara bajo la sombrilla leve y protectora.
         Y siendo muy hermosa en el escenario sigue siendo muy hermosa en el paddock.
         Hay comentarios.
         —¿Una artista que es hermosa en el escenario puede ser también hermosa en el hipódromo?
         —Cuando es Tórtola Valencia, sí.

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         Tórtola Valencia observa a los caballos de la cuarta carrera. Un fotógrafo. Otro fotógrafo. Otro fotógrafo.
         Las gentes dicen a la sordina.
         —¿Cuál caballo va a ganar?
         —¿El que le guste a Tórtola Valencia?
         Tórtola Valencia ama las carreras. Con su espíritu aristocrático y gentil se aviene mucho este espectáculo elegante y distinguido. Su hermosura ha brillado en Longchamps, en Chantilly, en Epsom, en Viena. Tórtola Valencia le ha apostado a The Tetrarch y a Sardanapale.
         —¿Cuál caballo va a ganar, Juan Croniqueur?
         —Springfield o Alino, Tórtola Valencia...
         —Prefiero a Springfield por su nombre inglés.
         Gana Springfield. Se alboroza Tórtola Valencia. Ha ganado. Aplaude. Celebra. Comenta. Ríe. Las gentes siguen rodeándola. Hay una gran onda de admiración en el hipódromo de Santa Beatriz.
         Y todos repiten:
         —¡Tórtola Valencia le había apostado a Springfield!
         Tenía que ganar Springfield.

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         Tórtola Valencia le apuesta a Cosaco. Y gana Cosaco. El señor Orellana, dueño de Cosaco, se persuade de que Tórtola Valencia es una artista maravillosa. Y anhela que le apueste a Floridor. Pero Tórtola Valenciano le apuesta a Floridor, sino a Cobalto. Y gana Cobalto. Todas las gentes pensaban que Railler y era una fija. Pero Tórtola Valencia opinaba lo contrario. Y tenía que ser como opinaba Tórtola Valencia.


JACK


Referencias


  1. Publicado en El Turf. Año III, Nº 66, pp. 7-9; Lima, 9 de diciembre de 1916. ↩︎