5.6. Otra candidatura

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Lo del señor Tudela y Varela candidato parece cierto. Parece muy cierto. Pero no lo del señor Tudela y Varela candidato a la presidencia de la República. ¡Eso no! Únicamente lo del señor Tudela y Varela candidato a la presidencia de la Cámara de Diputados.
         La posibilidad de que fracase la reelección del señor don Juan Pardo ha hecho pensar en la elección del señor Tudela y Varela. Y se ha comenzado a hablar de ella a la sordina. Muy a la sordina.
         Naturalmente se trata de una candidatura que no debe traslucirse de ningún modo. Si se trasluciera sería en perjuicio y mengua de la candidatura del señor Pardo. Y la candidatura del señor Pardo tiene que ser hasta última hora la candidatura principal. Tiene que ser hasta última hora la candidatura del pardismo.
         Para el señor Tudela y Varela esta suplementaria candidatura suya es muy grata por supuesto. Piensa, seguramente, que pasar de la presidencia del consejo de ministros a un escaño de diputado no es muy bonito. Y que en cambio pasar de la presidencia del consejo de ministros a la presidencia de la Cámara de Diputados es muy regalado y brillante.
         —¡De presidencia en presidencia! —se repite tal vez el señor Tudela y Varela— ¡De presidencia en presidencia!
         Y desde el fondo del alma le pide acaso al cielo que la reelección del señor Pardo se frustre totalmente.
         Como es sabido solo dos diputados eminentes, pueden ser elegidos presidentes de la Cámara de Diputados en lugar del señor Pardo sin que el gobierno se desasosiegue y la mayoría se desconcierte. Uno es el señor Maúrtua, ministro de hacienda. Otro es el señor Tudela y Varela, ministro de relaciones exteriores.
         Y bien.
         El cargo de presidente de la Cámara de Diputados no es del gusto del señor Maúrtua. El señor Maúrtua es un bolchevique. Y un bolchevique es un revolucionario. Al señor Maúrtua se le podría pedir que presidiese a los soviets el día en que el maximalismo se enseñorease aquí. Pero no se le puede pedir que presida la Cámara de Diputados. El señor Maúrtua es enemigo del reglamento de la Cámara. No sabe coger la campanilla. Y los timbres y los conserjes y los mecanógrafos lo ponen nervioso. Y cree que no debían preocuparse de buscar presidente para la Cámara. Cree que debían ascender no más al señor Ricardo R. Ríos de la oficialía mayor a la presidencia. O que debían nombrar presidente vitalicio al señor don Manuel Bernardino Pérez.
         No queda, por eso, más candidato viable que el señor Tudela y Varela. Al señor Tudela y Varela sí le place la presidencia de la Cámara de Diputados. Es buen amigo del reglamento. Empuña muy bien la campanilla. Y no se molesta de vivir entre timbres, conserjes y mecanógrafos. Ni de oír los discursos del señor Fariña.
         Y es así como la candidatura del señor Tudela y Varela avanza al mismo tiempo que la del señor Pardo. Es el revés de la candidatura del señor Pardo. Es la otra cara de la candidatura del señor Pardo. Y es, por tal motivo, una candidatura que no se deja ver.
         Pero que se deja sentir.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 8 de julio de 1918. ↩︎