5.5. Un año y otro

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Dicen que la historia se repite.
         El año pasado un candidato a la presidencia de la Cámara de Senadores era el señor Bernales y otro candidato era el señor Echenique. Corría vertiginosamente por las calles el automóvil del señor Bernales y corría más vertiginosamente todavía el del señor Echenique.
         Y este año también un candidato es el señor Bernales y también otro candidato es el señor Echenique.
         Todo es idéntico exteriormente.
         Pero interiormente no.
         La candidatura del señor Echenique no es este año la misma candidatura del año pasado. La candidatura del señor Bernales tampoco es este año la misma candidatura del año pasado.
         El año pasado el señor Echenique era candidato de la oposición. Era candidato del civilismo pradista. Era candidato de nuestro señor y vecino el doctor Javier Prado. Su candidatura había salido a la calle de aquí no más. De la ilustre casona solariega de los señores Prado y Ugarteche. Este año el señor Echenique es candidato del señor Aspíllaga. Y aparentemente es, por ende, candidato del gobierno. Su candidatura ha salido de la casa de un periódico nuevo. Ha salido sin la aureola popular que rodea siempre a las oposiciones.
         El año pasado el señor Bernales era el candidato del gobierno. Pero lo era solo por la fuerza de las circunstancias, porque, en primer término, era candidato de su sagacidad, de su discreción y de su tacto. Este año el señor Bernales no es candidato del gobierno. Es aparentemente candidato de la oposición. De la oposición al otro candidato por lo menos. Aunque vuelve a ser en primer término candidato de su sagacidad, de su discreción y de su tacto.
         Los candidatos son, pues, los mismos del año pasado. Pero las candidaturas no. En doce meses la política ha dado muchas vueltas. La representación del partido civil ha pasado de las sabias manos de maestro del señor Prado a las enguantadas manos de gentleman del señor Aspíllaga. Y el señor Echenique, pradista insigne, ha seguido la suerte de su partido. Los amigos del señor Prado son, como se sabe, buenos amigos del señor Aspíllaga también.
         Para nosotros, los periodistas de la oposición, el espectáculo no tiene, por estos motivos el interés del año pasado. La oposición está sin candidato. No hay candidato de minoría y candidato de mayoría. La mayoría se ha desdoblado para presentar dos candidatos. Ni más ni menos que cuando quiere ganar un accésit.
         Aquí junto, en la ilustre casona solariega de los señores Prado y Ugarteche, no se amontona la gente como el año pasado. No se conciertan movimientos políticos. No entran y salen los prosélitos.
         Y es que en la ilustre casona solariega de los señores Prado y Ugarteche, por hidalgas razones de amistad, hay neutralidad para el señor Aspíllaga.
         Neutralidad benévola.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 7 de julio de 1918. ↩︎