3.28. Nuevo entreacto
- José Carlos Mariátegui
1El pliego de ingresos del presupuesto se vio ayer, una vez más, detenido y paralizado. Un debate animado y bullicioso llenó casi toda la tarde. Y de nada le valió al señor Manzanilla mantener en la penumbra el salón de sesiones hasta muy tarde. Los ánimos se encendieron espontáneamente sin que hicieran falta estimulantes físicos.
El señor Manzanilla se muestra más metódico y obstinado que nunca en cuanto al sistema de iluminación de la sala de sesiones. Perseverante en sus investigaciones y ensayos, ha comenzado a aplicar un nuevo procedimiento, el de la iluminación gradual. Ya no se encienden simultáneamente todas las luces. Ahora se comienza por encender las tímidas y débiles de la farola. Se encienden luego las luces de la galería alta. Y finalmente se encienden las luces de la galería baja. La luz se hace, pues, poco a poco. Se diría que hay un raro empeño en tener al parlamento en la penumbra, si no fuera presidente de la cámara un político tan progresista como el señor Manzanilla.
A quien más place la penumbra es al señor Criado y Tejada. Y no es porque el señor Criado y Tejada tenga muy buena vista. El señor Criado y Tejada es miope. Pero ocurre que el espíritu de su señoría se refocila en las sombras y se cohíbe en la luz. Se semeja al espíritu de una crisálida. O al de un murciélago. O al de un gato. Bajo un arco sombrío de la sala, el señor Criado y Tejada gusta de leer a Von Bernhardi y de reflexionar al mismo tiempo, no obstante, la disimilitud de ambas ocupaciones, en arduas iniciativas electorales.
En cambio, se rebela contra las sombras el señor Secada. El señor Secada tiene un espíritu que se asemeja al de una mariposa. Esto no significa que el señor Secada se chamuscará algún día en el fuego de un fanal.
A pesar de la iluminación progresiva, de las sombras y de los procedimientos científicos del señor Manzanilla, hubo ayer debate político animado y bullicioso como ya hemos dicho. Lo promovió el señor Grau con motivo de la presión de un adjunto electoral. Y lo sostuvo toda la minoría.
La minoría quiso también que se rindiese un homenaje a la fecha. Y presentó un proyecto para el establecimiento de una escuela de aviación. Pero se opuso a que fuese aprobado. Recordó que existía un acuerdo para posponer a la aprobación del presupuesto toda proposición que significase aumento de los egresos. El señor Manzanilla tuvo una sonrisa maligna.
Finalmente, la Cámara se ocupó muy seriamente de la manera de exterminar los zancudos y de perseguir el tifus. Y después de que se hubo aprobado el proyecto, el señor Balta pidió que fuera publicado en los periódicos para estudiarlo con detenimiento. La votación de este proyecto fue larga pero silenciosa. La cámara no quiso debate. Y no hizo observación, sobre los métodos de extirpación de los zancudos y de persecución del tifus, ni siquiera el señor Velezmoro.
El señor Manzanilla se muestra más metódico y obstinado que nunca en cuanto al sistema de iluminación de la sala de sesiones. Perseverante en sus investigaciones y ensayos, ha comenzado a aplicar un nuevo procedimiento, el de la iluminación gradual. Ya no se encienden simultáneamente todas las luces. Ahora se comienza por encender las tímidas y débiles de la farola. Se encienden luego las luces de la galería alta. Y finalmente se encienden las luces de la galería baja. La luz se hace, pues, poco a poco. Se diría que hay un raro empeño en tener al parlamento en la penumbra, si no fuera presidente de la cámara un político tan progresista como el señor Manzanilla.
A quien más place la penumbra es al señor Criado y Tejada. Y no es porque el señor Criado y Tejada tenga muy buena vista. El señor Criado y Tejada es miope. Pero ocurre que el espíritu de su señoría se refocila en las sombras y se cohíbe en la luz. Se semeja al espíritu de una crisálida. O al de un murciélago. O al de un gato. Bajo un arco sombrío de la sala, el señor Criado y Tejada gusta de leer a Von Bernhardi y de reflexionar al mismo tiempo, no obstante, la disimilitud de ambas ocupaciones, en arduas iniciativas electorales.
En cambio, se rebela contra las sombras el señor Secada. El señor Secada tiene un espíritu que se asemeja al de una mariposa. Esto no significa que el señor Secada se chamuscará algún día en el fuego de un fanal.
A pesar de la iluminación progresiva, de las sombras y de los procedimientos científicos del señor Manzanilla, hubo ayer debate político animado y bullicioso como ya hemos dicho. Lo promovió el señor Grau con motivo de la presión de un adjunto electoral. Y lo sostuvo toda la minoría.
La minoría quiso también que se rindiese un homenaje a la fecha. Y presentó un proyecto para el establecimiento de una escuela de aviación. Pero se opuso a que fuese aprobado. Recordó que existía un acuerdo para posponer a la aprobación del presupuesto toda proposición que significase aumento de los egresos. El señor Manzanilla tuvo una sonrisa maligna.
Finalmente, la Cámara se ocupó muy seriamente de la manera de exterminar los zancudos y de perseguir el tifus. Y después de que se hubo aprobado el proyecto, el señor Balta pidió que fuera publicado en los periódicos para estudiarlo con detenimiento. La votación de este proyecto fue larga pero silenciosa. La cámara no quiso debate. Y no hizo observación, sobre los métodos de extirpación de los zancudos y de persecución del tifus, ni siquiera el señor Velezmoro.
Referencias
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Publicado en El Tiempo, Lima, 28 de septiembre de 1916. ↩︎