3.14. Panneau

  • José Carlos Mariátegui

 

         1A falta de intriga y enredo políticos, los incidentes parlamentarios del presupuesto y del proyecto de repatriación de los restos del señor Billinghurst, han dado tema sobrado para el comentario público y han puesto en ambas cámaras notas de emoción, de alboroto y de bullicio.
         Y las masas populares —las mismas masas en las cuales el nombre del señor Billinghurst tuviera en un minuto de nuestra historia republicana la misma vibrante repercusión que el nombre máximo del señor de Piérola—, se han soliviantado al mirar que rencores y apasionamientos, latentes todavía, no han sabido callarse ante la invocación de la memoria del señor Billinghurst.
         No has ido, pues, el comentario que este último incidente ha motivado solo un comentario de corrillos ociosos, de bares, de clubes y del Palais Concert. Ha sido un comentario de muchedumbres. Ha sonado con bronca resonancia de voz de multitud. Voz de coliseo. Voz de sinagoga. Voz de catacumba. Voz de asonada. Voz de jornada cívica. Vox populi.
         Ayer se reabrió en la cámara de diputados el debate del pliego de ingresos del presupuesto. Y volvió a emplear su estrategia de leader moderno el señor Tudela y Varela. El señor Torres Balcázar, vibrante y sonoro, decía:
         —¿Adónde vamos por tales caminos de precipitación y empecinamiento? ¿Adónde nos conduce la mayoría? ¡No es posible que un asunto de tanta trascendencia nacional se resuelva sin detenido análisis!
         Y el señor Tudela y Varela, adelantándose al señor Torres Balcázar, interrumpía:
         ¡Pues, entonces, H. señor, la mayoría propone que se reabra el debate!
         Y el señor Torres Balcázar tenía que decir que era la reapertura del debate lo que iba a solicitar, y que el señor Tudela y Varela se había dado demasiada prisa en advertirlo.
         Y es que el señor Tudela y Varela tiene vasto repertorio de recursos estratégicos en su programa y sistemas de leader de la mayoría. Tiempo hacía que el señor Tudela y Varela se preparaba para estas funciones. Desde que llegó a la cámara pensó su señoría que su destino era llegar a ser leader. Y repetía su nombre con todo el énfasis posible para decidir que poseía todas las características eufónicas del nombre de un leader. Y encontraba que su voz era una voz de leader que su ademán era un ademán de leader y que su temperamento era un temperamento de leader.
         Pero, no han sido únicamente el señor Tudela y Varela y el país quienes han creído siempre en esta nativa predestinación de un gran leader civilista. Ha sido también el señor Pardo. El señor Pardo, mirando al señor Tudela y Varela y conversando con el señor Tudela y Varela, se ha dicho siempre que el señor Tudela y Varela era indiscutiblemente un leader. Y, naturalmente, se ha dicho también que era un leader pardista.
         Por eso el gran legislador señor Maúrtua no ha sido llevado a la dirección de la mayoría. Por eso el señor Maúrtua ha sido puesto al margen de la política parlamentaria del gobierno. Por eso el señor Maúrtua, no ha figurado en el estado mayor civilista. Se ha pensado seguramente en que, si el señor Maúrtua tenía en realidad notable talento, el señor Tudela y Varela tenía indiscutible y arrogante apostura de leader. Y en que una fotografía del señor Tudela y Varela a mitad de un discurso contra las minorías, era mucho más decorativa y hermosa que una fotografía del señor Maúrtua a mitad de un discurso sobre economía política. Y ya hemos dicho muchas veces que una razón de esta clase es siempre una razón definitiva para el altísimo concepto estético del señor Pardo.
         Hoy continuará la discusión del pliego de ingresos del presupuesto. Y continúa mañana. Y continuará pasado mañana. Y continuará acaso muchos días. El señor Torres Balcázar hará extensas y sesudas observaciones sobre las partidas principales. La mayoría sostendrá los conceptos del gobierno y de la comisión de presupuesto. Y todo será como lo tiene previsto el señor Secada, a gusto y sazón del régimen, sin que valgan las reflexiones. Y todo volverá a hacerse, tal cual lo ha declarado el señor Ulloa, rutinaria y vulgarmente.
         La única perspectiva interesante del debate podría constituirla la intervención del señor Manuel Jesús Gamarra que es un gran orador en gestación. El mismo lo siente. Y, lo que es más grave, él mismo lo dice. Y habla así a sus íntimos:
         —¡Castelar me seduce! ¡Siento que su espíritu está en mí!


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 14 de septiembre de 1916. ↩︎