2.5. Pereza - El leader

  • José Carlos Mariátegui

Pereza1  

         Ayer los diputados no quisieron ser puntuales. Y el señor Manzanilla, que está absolutamente empeñado en que los diputados sean puntuales, dio asueto a los concurrentes y declaró que la tarde era de fiesta para todos. Los diputados salieron en grupos, contentos, regocijadísimos, risueños. Les urgía ir a ver La Marcha Nupcial.
         Cuando nosotros llegamos al local de la cámara había ya en él muy pocos diputados. Y nosotros interrogamos:
         —¿No hay sesión?
         Para que nos respondieran:
         —No ha habido quórum a la hora de reglamento.
         A nosotros nos causó una gran sorpresa que se hablara de la hora de reglamento. En general creemos que en el Perú debe chocar que se hable de reglamentos, de leyes, de ordenanzas, de bandos y sobre todo de estrictez y puntualidad.
         Y en todos lados nos repetían:
         —No ha habido quórum a la hora de reglamento.
         Y el señor Manzanilla nos decía también:
         —No ha habido quórum a la hora de reglamento.
         Una verdadera sorpresa. Nosotros creíamos pesimistamente que en el Perú no debía mencionarse nunca los reglamentos. Pero el señor Manzanilla nos refutaba contundentemente:
         —¡No, señores periodistas! ¡El reglamento ante todo! Y nosotros asentíamos claudicantes:
         —Efectivamente. El reglamento ante todo…
         Los diputados tenían caras de fiesta. Caras de chicos con asueto. Seguramente los que no habían asistido tendrían caras de chicos que se hacían la vaca.
         Y se iban alegres, comentando la falta de quórum y la severidad reglamentaria del señor Manzanilla. Y hablaban de que la sesión habría sido agitada. De que el señor Vivanco, diputado por la selva virgen, estaba completamente resuelto a ser más denodado que nunca, más valiente que nunca y más heroico que nunca.
         Y esta noticia de los arrestos bélicos del señor Vivanco nos era confirmada en todas partes. Todo el mundo nos anunciaba:
         —¡El señor Vivanco está hecho un tigre!
         Un amigo nos decía prudente y sigiloso y casi al oído:
         —¡El señor Vivanco está furioso!
         Y al doblar de un pasillo a otro, nos advertían:
         —¡Por ahí, no! ¡Por ahí no! ¡Por ahí está el señor Vivanco!
         Y había gentes que corrían y gritaban azoradas:
         —¡Ahí viene el señor Vivanco!
         El señor Vivanco es un tribuno tremendo. Tiene frases grandilocuentes. Tiene terribles apóstrofes. Tiene nerviosos y congestionados ademanes. Tiene verbosidad. Tiene emoción. Tiene fuerza. Tiene argumentos como puñadas. Y tiene puñadas como argumentos…
         El señor Manzanilla, comprensivo para estas inquietudes, sonreía satisfecho de que no hubiese habido sesión y completamente convencido de la intervención de providenciales causas. Y a todo el mundo le decía:
         —¡Asueto! ¡Asueto! Hoy no hay sesión. Vayan al cinema. Dan La Marcha Nupcial por Lyda Borelli. Y Lyda Borelli es muy linda. La Marcha Nupcial es de Henry Bataille. Henry Bataille es el autor de Mamá Colibrí. Mamá Colibrí fue representada por Serrador…
         La erudición del señor Manzanilla es indudablemente universal.

El leader  

         Los diputados de la minoría se preguntaban anteayer quién era el leader de la mayoría. Maquinaban la forma de averiguarlo. Urdían proyectos. Preparaban una trampa para descubrirlo. De repente el señor Vivanco, completamente providencial y milagrosamente oportuno, dijo esta frase:
         —El señor Tudela y Varela, leader de la mayoría.
         Y fue una frase luminosa. Una frase que, como frase del señor Vivanco, parecía un machetazo que abría una trocha.
         Pero el señor Tudela y Varela intervino:
         —Yo no soy leader, H. señor Vivanco.
         Los diputados de la minoría volvieron a quedar en el limbo. Y tuvieron ganas de gritar, por boca del señor Borda:
         —¿Quién es el leader, entonces?
         Y de añadir enseguida:
         —¡Aquí hace falta un leader!
         Pero luego todos reaccionaron. Comprendieron que el señor Tudela había rectificado por pura coquetería. Había dicho no, lo mismo que las niñas lo dicen cuando quieren que se les entienda sí. Había negado con la frase, rotunda y definitiva, pero había asentido con el ademán y con la sonrisa maliciosa y pícara. El señor Tudela y Varela es sin duda alguna el leader. Ya ha tenido una o dos posturas de tal. Ya ha hablado con entonación de caudillo.
         El señor Tudela y Varela está en el momento trascendental de su vida política. Momento cenit. Es un candidato que se perfila, conforme ya hemos dicho. Es un candidato inminente. El instante definitivo de su figuración pública se halla en gestación. Los representantes de la mayoría han echado la elección de leader a la suerte y la suerte ha dicho que el señor Tudela y Varela sea el leader. El señor Pardo ha dicho lo mismo que la suerte. Es muy frecuente esto de que el señor Pardo y la suerte coincidan.
         Ya se sabe que el señor Tudela y Varela es el leader. El, al negarlo, lo ha confesado. Ha sido el suyo un no muy hábil. Su primer acierto de grande hombre. Ha estado teatralísimo. Ha estado oportuno. Ha estado inteligente. Ha estado discreto…


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 5 de agosto de 1916. ↩︎