Introducción

  • José-Carlos Mariátegui
  • Víctor Vich
  • Este artículo se publicó originalmente en: Vich, V., & Mariátegui E., J. C. (2023). José Carlos Mariátegui: entre las políticas culturales y la gestión cultural. Letras (Lima), 94(139), 6177. https://doi.org/10.30920/letras.94.139.5
El Perú es un país de rótulos y etiquetas;
hagamos algo con contenido, con espíritu.

José Carlos Mariátegui


Mariátegui fue un incansable gestor cultural y esta faceta ha sido poco referida en la bibliografía académica. Es más, salvo excepciones, ha sido poco integrada al interior de sus propuestas sobre la necesidad de construir el socialismo. En sus escritos, sin embargo, le asignó siempre un papel decisivo a lo que hoy llamamos “políticas culturales”. Por un lado, Mariátegui buscaba construir nuevos modelos de gestión a fin de democratizar el acceso a los objetos culturales y, por otro, sostenía que un verdadero cambio social no era posible sin una verdadera transformación en los hábitos heredados, en la sensibilidad y en los imaginarios sociales. Mariátegui sabía bien que “todo cambio político que no arraigara en los sentimientos y percepciones de la gente —vale decir, que no garantizara su aprobación y que no se engranara con sus deseos— era poco probable que durara mucho tiempo” (). Por eso, en uno de sus ensayos, afirmó lo siguiente: “Marx entendió siempre, como condición previa de un nuevo orden, la capacitación espiritual e intelectual de la sociedad en su conjunto” ().

Como sabemos, el Amauta fue simultáneamente un pensador y un activista. Su opción no solo fue interpretar el mundo, sino contribuir a transformarlo. En él se combina el pensador con el militante, el intelectual con el editor y el crítico de arte con el fundador de sindicatos. Desde un marxismo heterodoxo, Mariátegui siempre le asignó un papel fundamental a la cultura y a las ideas. En muchos de sus escritos, la rígida oposición entre “base económica” y “superestructura ideológica” (categorías —valga la aclaración— que Mariátegui nunca usó) quedó desestabilizada por la importancia que les asignó a las prácticas del arte como una estrategia decisiva hacia el cambio social. Mariátegui siempre sostuvo que buena parte del trabajo político consistía en proponer nuevas prácticas culturales capaces de transformar los modos de pensar, de sentir y de actuar de la sociedad. No se trataba, por tanto, de cambiar únicamente el “modo de producción” (Mariátegui tampoco usa esta categoría), sino de intervenir en las representaciones existentes y en los hábitos culturales

Al interior de su proyecto político, el papel que cumplió la labor editorial fue decisivo. Mariátegui la entendió como una intervención en la esfera pública. Tanto la acción editorial como el periodismo fueron las prácticas fundamentales de su proyecto cultural. Entendía que las publicaciones estaban destinadas a enriquecer el pensamiento, generar ideas nuevas y articularse con las organizaciones sociales. Como veremos más adelante, diseñó un modelo integral de gestión a través de la incorporación de nuevas estrategias de producción y circulación acordes con el proceso de modernización del país ().