5.19. No hay crisis

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Ocurre que este Gabinete no se va. Mejor dicho, no se va tan pronto como la gente sospechaba. No se va con el tradicional motivo de la apertura del Congreso.
         Este gabinete se queda a pasar el veintiocho de julio en Palacio. El señor Tudela y Varela se siente muy a gusto en la presidencia del Consejo. Y más a gusto todavía en el ministerio de relaciones exteriores, aunque el señor Cornejo no aguarde, sino que el Senado tenga quórum para retarlo a singular combate.
         Y lo mismo que el señor Tudela y Varela, se sienten muy a gusto en sus respectivos ministerios los demás ministros. El sagaz y liberal ministro de gobierno, señor Sayán y Palacios. El ocasional y precario ministro de guerra, señor Cateriano. El jocundo y risueño ministro de justicia, señor Flores. El incoloro y provinciano ministro de fomento, señor Revilla. Y el altísimo y maximalista ministro de hacienda, doctor Maúrtua.
         De tarde en tarde, el ministro de hacienda, nuestro ministro bolchevique, después de conferenciar con doscientas personas y de reunir veinte comisiones, exclama exhausto y debilitado, que ya tiene ganas de marcharse del gobierno.
         Y bosteza con un pesimismo muy grande.
         Pero, sin embargo, todas las mañanas llega al ministerio con un afán de trabajo que tiene enflaquecidos al joven escritor Marco Antonio, su esclarecido secretario, y al famoso director de hacienda, señor Heráclides Pérez.
         Y llama a su despacho a los comités encargados de trabajar por la ventura y el progreso peruanos. Comité de Defensa de la Alimentación Popular, Comité de comercio y transportes nacionales, Comité de jurisconsultos futuristas.
         No aparecen, pues, síntomas de dimisión inminente en ninguno de los ministros. El 28 de julio se aproxima a pasos largos. Pero los ministros no saben siquiera que la gente cree que deben renunciar antes de que el 28 de julio llegue.
         Aunque el público piensa, a todo trance, que el Gabinete del señor Tudela y Varela no puede durar más, resulta que durará por lo menos hasta después del 28 de julio. Probablemente porque quiere ir al tedeum de la catedral con el señor Pardo.
         A menos que nuestro señor don Juan Pardo no sea reelegido presidente de la Cámara de Diputados.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 21 de julio de 1918. ↩︎