7.4. Camino llano

  • José Carlos Mariátegui

 

         1El trigo y la harina no consiguen absorber a la opinión pública. La cuaresma electoral es más impresionante que el trigo y que la harina. Y la política no se deja sojuzgar por los problemas económicos.
         Cada momento sentimos más cercano el 20 de mayo. Las elecciones corren hacia nosotros velozmente. Parece que se aproximan en automóvil. Traen en las manos muchas promesas. Y los clubes sacuden a la ciudad todas las noches con sus vítores y con sus entusiasmos. Las casas políticas abren de par en par sus puertas y recogen entre sus muros arengas y ditirambos. Aquí la casa política del señor Torres Balcázar. Allá la casa política del señor Miró Quesada. Acullá la casa política del señor Balbuena. Y en nuestro jirón y en nuestra acera la casa política del señor Jorge Prado.
         Estamos en una pista muy amplia que nos lleva al encuentro de las elecciones. Caminamos tras de cuatro candidatos a las diputaciones en propiedad y treinta candidatos a las diputaciones suplentes. Sentimos una atmósfera de gasolina y de cerveza que nos solivianta cívicamente como un brindis.
         El señor Torres Balcázar está en una heroica postura de luchador. Se le ve más fuerte, más colorado y más redondo que cuando fue leader de la oposición parlamentaria. Se le siente iluminado y magnífico.
         Y como está el señor Torres Balcázar están los señores Miró Quesada y Balbuena y el señor Jorge Prado que ya es definitivamente candidato.
         Las cuatro candidaturas continúan inconmovibles. En los bastidores de la política se han agitado muchas sugestiones para que no fuesen sino tres. Pero el señor Jorge Prado se ha sentido rodeado por muchos afectos y por muchas devociones. Ha comprendido la importancia del momento democrático que vivimos actualmente.
         Hace rato que la candidatura del señor Jorge Prado ha salido de la casona del general La Fuente. No ha recorrido aún toda la ciudad. Mas ha llegado en hombros de sus amigos hasta el Palais Concert por un lado y hasta la casa política del Serrano por otro.
         Todo es a nuestro alrededor clubes populares y voces de multitud.
         Y esta ciudad que se pasa las horas clamando contra la crisis de las subsistencias, se olvida transitoriamente del pan y de la harina, del trigo y del ministro de hacienda, del grano candeal y de las espigas doradas para pensar únicamente en las elecciones y en los candidatos.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 4 de mayo de 1917. ↩︎