4.6. Frente al conflicto

  • José Carlos Mariátegui

 

         1El señor García y Lastres es un ministro afortunado. Aparte de un financista notable a quien solo le hace falta revelarse. Para que su nombre figurase definitivamente en la historia del Perú le bastaba que su firma estuviese en los billetes fiscales. Mas a esta circunstancia trascendental va a unirse una nueva: el nombre del señor García y Lastres figurará entre los nombres de los estadistas americanos de esta hora emocionante y tremenda.
         La humanidad se familiarizará con estos nombres en la historia del mundo:
         —Wilson, Mac Adoo, Muller, Murature, García y Lastres, Lansing, etc., etc., etc.
         Todo esto lo estamos diciendo muy en serio, como no decimos siempre las cosas nosotros por sano amor al humorismo, a la eutrapelia y a la broma.
         Ahora mismo nos han dado una noticia que nos empeñamos en trasmitir al público. Una noticia cuya publicación nos va a agradecer seguramente el señor García y Lastres. Sobre todo, porque el señor García y Lastres no puede darla al país en un reportaje por modestia y por reserva.
         El señor García y Lastres ha recibido una comunicación de Mac Adoo sobre las proyecciones económicas del actual conflicto. Es una comunicación secreta. Es una comunicación confidencial. Si el señor García y Lastres no supiese guardar discreción podría decir que Mac Adoo le ha escrito haciéndole algunas consultas. Y nadie lo contradeciría.
         El cable podría decir que entre el señor García y Lastres, secretario de Hacienda del Perú, y el señor Mac Adoo, secretario de Hacienda de los Estados Unidos, se habían cambiado importantes documentos.
         No lo dice el cable por circunstanciales razones.
         Pero lo dirá la historia.
         Y esto sobra para el regalo del señor García y Lastres que tiene fundado uno de sus más íntimos orgullos de estadista en su amistad y en su trato con el secretario de Hacienda de los Estados Unidos.
         Hay en Lima muchas gentes pueriles y susceptibles que suelen pasarse las horas murmurando criollamente:
         —¡Ese Mac Adoo es un gringo malcriado y grosero! Tuvo la lisura de desdeñarnos cuando pasó en el “Tennessee”. Nos dejó plantados con nuestros banquetes y nuestras recepciones. Dijo que estábamos apestados y que tenía miedo de contaminarse si desembarcaba. Les dio la punta de los dedos a nuestros ministros y se los lavó luego con timolina. ¡Ese gringo Mac Adoo!
         Y el señor García y Lastres, que es un hombre ecuánime, que es un hombre majestuoso y que es un hombre que se da cuenta de las genialidades de los grandes estadistas, tiene que quedarse callado cuando estalla de esta suerte el comentario de las gentes rencorosas, pueriles y susceptibles.
         El sacrificio del señor García y Lastres es inmenso porque el señor García y Lastres admira mucho a Mac Adoo. Sabe que Mac Adoo es un ministro estupendo. Y le halaga que Mac Adoo le escriba. Como el señor García y Lastres es un poco “colónida’” piensa seguramente que los genios se entienden bien.
         Y naturalmente el señor García y Lastres es yancófilo. Ama a los Estados Unidos. Ama a sus millonarios. Ama a sus inventores. Ama su progreso. Ama todas sus cosas. Se ríe de los apostolados de Manuel Ugarte y de los visionarios del latinoamericanismo. Para él la figura más brillante del momento presente es la figura de Mac Adoo ¡Mac Adoo!
         El último mensaje de Mac Adoo ha tenido la virtud de ponerlo muy grave un minuto, muy orgulloso otro y muy risueño después.
         Medita profundamente la respuesta y anhela que sea magnífica.
         Y no desespera de leer algún día un cablegrama de Londres o de París que diga entre otras cosas:
         “La prensa comenta las importantes comunicaciones cambiadas entre Mac Adoo, secretario de Hacienda de los Estados Unidos, y García y Lastres, secretario de Hacienda del Perú, sobre…”


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 6 de febrero de 1917. ↩︎