3.9. El favorito - Cancha libre

  • José Carlos Mariátegui

El favorito1  

         ¿Cuál es el favorito de este régimen?
         Necesitamos saberlo ahora mismo. Sin pérdida de un segundo. Ahora mismo.
         ¡A ver! Que desfilen todos los amigos íntimos del gobierno del señor Pardo. Unos en automóvil, otros en coche, otros a pie. Todos absolutamente… ¡A ver!
         No desfila nadie. Son las dos de la madrugada. Y no es hora de que las gentes desfilen, sobre todo cuando son personajes políticos.
         Hagámoslos desfilar nosotros. Y simulémoslos con gallitos de papel.
         Un gallito. Dos gallitos. Tres gallitos. Cuatro gallitos. Cinco gallitos. Diez gallitos. Muchos gallitos. Ya están todos los personajes políticos de actualidad puestos en fila. Ya están todos a nuestra derecha.
         Aquí tenemos al señor Tudela y Varela. Está igualito. Erguido, insuflado, rotundo. ¿El señor Tudela y Varela es el favorito del gobierno del señor Pardo? ¿Qué dice el gallito? Dice que no. El señor Tudela y Varela no es el favorito del gobierno. Pudo serlo. Se dijo que era el próximo candidato a la presidencia de la república. Y se dijo que el señor Pardo pensaba en él porque era el político más joven, más arrogante y más buen mozo del civilismo. Pero el señor Tudela y Varela fue el leader de la mayoría de diputados. Y el leader de esa mayoría no puede ser el favorito del gobierno. Ni aun ostentando el honor de haber sido alcalde de Miraflores.
         Ponemos al señor Tudela y Varela a nuestra izquierda.
         Aquí tenemos al señor Manzanilla. Aquí lo tenemos sobre la mesa y en gallito de papel, aunque esté en viaje a La Habana. ¿El señor Manzanilla es el favorito? No. El señor Manzanilla se ríe tanto que no puede ser favorito.
         Ponemos al señor Manzanilla a nuestra izquierda.
         Aquí tenemos al señor Riva Agüero, presidente del consejo de ministros. Al señor José de la Riva Agüero no lo hemos puesto entre nuestros gallitos porque el señor José de la Riva Agüero no tiene fisonomía de favorito desde su último manifiesto. Y ponemos enseguida al señor Enrique de la Riva Agüero a nuestra izquierda. No es el favorito. Es solo una persona respetable que comparte y ampara las responsabilidades del régimen.
         Aquí tenemos ahora al señor García y Lastres. ¿El señor García y Lastres es el favorito? Tampoco. Ponemos al señor García y Lastres a nuestra izquierda sin demora.
         Y aquí tenemos finalmente al señor Amador del Solar. Y lo tenemos a pie y hecho un gallito de papel. El corazón nos dice que el señor Amador del Solar sí es el favorito. Y el entendimiento nos dice lo mismo. No hay, sino que ver pasar en automóvil al señor Amador del Solar para saber que es el favorito. Y no hay, sino que verlo entrar a Palacio para ratificarse en esta persuasión.
         Ya sabemos quién es el favorito. Nos han quedado muchos gallitos a la derecha. Pero ya tenemos noticia perfecta de quién es el favorito presente.
         Y tenía que haber favorito. No se concibe al señor Pardo sin favorito. Aunque el señor Pardo posee una voluntad muy fuerte y un entendimiento muy robusto, necesita siempre un amigo que le dé la mano y escuche sus confidencias. Un confidente puede a veces parecer mentor a pesar de que, tratándose del señor Pardo, no puede serlo nunca.
         Favorito del señor Pardo es ahora el señor Leguía. Un gran favorito. Y el señor Leguía acabó en la presidencia de la República para que el país asistiera primero al 29 de mayo y después a las jornadas cívicas.
         Favorito del señor Pardo es ahora el señor Amador del Solar. ¿Va a acabar también en la Presidencia de la República el señor Amador del Solar? Tal vez.
         Por lo pronto, el señor Amador del Solar es el favorito.
         Esto le basta.
         Y a nosotros también.

Cancha libre  

         El señor Luis Felipe Villarán le ha tomado el pelo a la comisión bipartita de las ubicaciones.
         Y es que el señor Villarán, al mismo tiempo que subgerente de la Recaudadora y personaje importante, es alumno universitario y tiene permanentes aptitudes para el buen humor y para la mataperrada.
         Una provincia de San Martín, Moyobamba, le va a hacer su diputado. El país puede estar seguro de ello. Y puede estar seguro de ello también el señor Pardo, para quien la candidatura del señor Villarán, aunque parezca mentira, no es muy simpática.
         El señor Villarán es dueño de todos los elementos y de todas las voluntades de Moyobamba. Hasta antes de ayer, solo era adicta a su persona la mitad de la gente de valía de la provincia. La otra mitad era adicta al señor Ulises Reátegui. Pero el señor Villarán ha ido directamente a una inteligencia con el señor Ulises Reátegui y desde ayer son aliados los que hace dos años fueron rivales.
         La provincia no tiene, pues, sino una candidatura que es una candidatura invencible.
         Y el señor Villarán, sin embargo, por espiritual entretenimiento ha buscado a la comisión bipartita de las ubicaciones y le ha dicho:
         “Yo soy el único candidato a la diputación en propiedad por Moyobamba. Hay en esa provincia 58 mayores contribuyentes. 29 eran del señor Reátegui y 29 eran míos. Ahora los 58 son míos. Muy míos. Y no tengo contendor. Mas yo me siento tímido para afrontar la lucha electoral sin la venia y sin el consentimiento de ustedes. ¡Yo quiero que ustedes me acojan benévolamente! ¡Yo quiero que ustedes me den su gracia! ¡Yo quiero que ustedes sean buenos conmigo!”.
         La comisión bipartita de las ubicaciones se ha puesto muy grave y ha recibido los papeles que acreditan la popularidad del señor Villarán para examinarlos. Y luego los ha revisado, se ha persuadido de que el señor Villarán es un candidato invencible y se ha sentido magnánima.
         Pero no ha proclamado al señor Villarán candidato de los partidos liberal y civil.
         No.
         Su fallo ha sido así:
         “Comprobado que el señor Villarán no tiene rival y que es dueño de las seguridades de triunfo, se le da cancha libre”.
         Y el señor Villarán, rendido ante tanta bondad y ante tanto favor, se ha convencido de la justicia y de la sabiduría de la comisión bipartita y le ha dado las gracias.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 9 de enero de 1917. ↩︎