3.3. Mirando a la trastienda

  • José Carlos Mariátegui

 

         1El civilismo va a volvernos locos. Hace ya muchos días que viene inquietándonos. Nos ha anunciado clandestinamente con letras de mano que va a poner en su tienda una bandera. Y nosotros estamos ansiosos de saber de qué color es ahora la bandera del civilismo.
         Nos pasamos las horas preguntando:
         —¿De qué color va a ser la bandera del civilismo? ¿Blanca? ¿Negra? ¿Anaranjada?
         Pero nadie nos responde con fundamento.
         Apenas si el señor Borda nos dice por tomarnos el pelo:
         —¡Colorado!
         Y el señor Secada, por hacernos sentir que todavía está muy colérico:
         —¡Verde!
         Y el señor Balbuena, porque es muy optimista y muy candidato:
         —¡Celeste!
         Nosotros seguimos sin saber de qué color va a ser la bandera que se va a sacar del bolsillo el civilismo para izarla en lo alto de su tienda. Tal vez no va a izar bandera alguna y nos va a dejar burlados. O tal vez va a izarla solo el 28 de julio y entonces va a ser bandera peruana.
         La prórroga del presupuesto nos hizo esperar cincuenta días y cincuenta noches. El civilismo nos hará esperar acaso toda la vida. Sentado en cuclillas como un faquir parece dormido. Nosotros nos acercamos a él de puntillas. Pero unas gentes nos gritan:
         —¡Está en el Nirvana!
         Y otras gentes:
         —¡Está en oración!
         —¡Está pensando!
         Las hay también que nos paran en la calle y nos preguntan de esta suerte:
         —¿Ustedes creen que el civilismo va a cuadrarse al señor Pardo? ¿Ustedes creen que el civilismo va a tomar una decisión definitiva? ¿Ustedes creen que va a decir que le parece mala la Dictadura fiscal? ¿Ustedes creen que va a tener un gesto asombroso?
         Contestamos sincera y convencidamente como si nos confesáramos:
         —Creemos.
         Y nuestros interlocutores se ríen de nosotros y nos apostrofan luego con burla:
         —¡Tontos!
         Ayer la ciudad tornó otra vez a inquietarnos con sus voces y con sus murmullos:
         —¡Hay agitación y hay postura civilistas! ¡El señor Manuel Camilo Barrios, vicepresidente del partido civil, ha conferenciado con el señor Echenique y con el señor Schreiber! ¡Les ha dicho que no deben cederles un palmo a los liberales! ¡El señor García Irigoyen ha estado con el señor Pardo!
         Nos echamos a las calles para beber las noticias en los vientos:
         —¡A ver! ¡A ver!
         Y las voces y los murmullos continuaron:
         —¡El señor Barrios es candidato a una representación! ¡Y todavía no lo han ubicado! ¡Y se chillará! ¡Y se ha chillado ya!
         Todo cierto. Absolutamente cierto. Ayer no hubo sesión del comité tripartito. Se pararon otra vez las ubicaciones. Y la ciudad se pasó el día aguaitando en la trastienda del civilismo a pesar de que la trastienda del civilismo está siempre a oscuras.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 3 de enero de 1917. ↩︎