2.30.. Abanicos

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Hay aquí una candidatura que, sin alboroto y sin ruido, se va atrincherando poco a poco. Nació rolliza y fuerte. Y está ya muy grande y próspera. Crece, crece y crece como las coles que subieron hasta el cielo en un cuento que leímos cuando éramos niños.
         Esta candidatura es la candidatura del señor Juan Manuel Torres Balcázar a una diputación en propiedad por Lima. Es una candidatura redonda. Es una candidatura sonora. Es una candidatura opulenta. Es una candidatura elocuente.
         Todas las gentes de Lima han puesto sus firmas y sus direcciones en los papeles de adhesión a la candidatura del señor Torres Balcázar quien risueñamente se pasa las horas catalogando los testimonios de la simpatía metropolitana.
         Actas y más actas, actas más actas y actas más actas.
         Los agentes del señor Torres Balcázar son incansables. Asaltan a los transeúntes para que les den sus firmas. Y los hacen jurar que su voto será para el señor Torres Balcázar.
         Y son todos estos agentes personas simpáticas, afables, solícitas, tenaces, irresistibles, persuasivas.
         Mientras el señor José de la Riva Agüero torna a su casa solariega y se asusta del tumulto político, y mientras el señor José María de la Jara y Ureta se restituye a su orgulloso apartamiento intelectual, el señor Torres Balcázar sigue abriéndose paso a través de la masa ciudadana. Y para hacerse camino emplea igualmente la cortesía o el codazo.
         Estamos encantados con esta candidatura que nos parece una candidatura de barricada, una candidatura de jornada cívica, una candidatura de exhibición popular, una candidatura de gallardetes y una candidatura de escarapelas.
         La queremos porque es una candidatura criolla.
         No tiene el atildamiento aristocrático de la candidatura de nuestro burgomaestre, ni tiene el esnobismo propagandista de la candidatura del señor Balbuena.
         Es democrática y es limeña.
         Trae en una mano un vaso de cerveza y en la otra mano una butifarra.
         Y ha llegado a donde ha llegado silenciosamente, casi sin que nadie lo advirtiese y en tanto que los amigos del gobierno decían:
         —¿Torres Balcázar? ¡Bah! ¿Contra La Jara y Ureta? ¿Contra Miró Quesada? ¿Contra Balbuena? ¡Bah!
         Y cuando, si se les contradecía de esta manera:
         —¡Torres Balcázar es muy popular! —, ellos respondían:
         —Torres Balcázar es muy popular. ¡Pero no es pardista!
         Mas sin ser pardista, y acaso por no ser pardista precisamente, el señor Torres Balcázar tiene una popularidad muy grande. A estas horas no hay quien no le haga reverencias y saludos. Y no hay quien no le grite ¡bravo!
         Y esta candidatura va a tener en breve un sistema de propaganda muy eficaz y muy galante. Va a regalar muchos miles de abanicos. Sabe que Lima se está muriendo de calor y quiere aliviarla. Y miles de abanicos bellos y frágiles van a servir para este noble fin.
         Solo que el anuncio de este sistema de propaganda ha sugerido una idea al señor Balbuena. Él también quiere aplacar el calor de las gentes. Y ya que no puede obsequiarles con abanicos, va a obsequiarles con helados.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 30 de diciembre de 1916. ↩︎