6.6. Mayo viene

  • José Carlos Mariátegui

 

         1El tercer aniversario del señor Pardo nos ha hecho sentir que se aproxima la fecha de la elección de su sucesor. Nos ha hecho sentir que estamos a muy pocos meses de distancia de las mesas receptoras de sufragios. Nos ha hecho sentir que nos vamos acercando a los días democráticos de la jornada cívica y del tumulto zambo.
         Y nos ha hecho preguntarnos:
         —¿Por qué no asoma todavía la candidatura que el señor Pardo apadrinará, protegerá y recomendará al amor y al voto de los pueblos del Perú?
         Una pregunta que no es, por supuesto, una pregunta nuestra sino una pregunta de todo el mundo.
         Y que tiene la siguiente explicación en el comentario público:
         —Hasta ahora sabemos que hay una candidatura a la presidencia de la República: la del señor Leguía. Candidatura de la oposición. Candidatura del regionalismo. Candidatura de combate. Candidatura que aparece en la arena con la espada desenvainada. Y ni siquiera entrevemos la candidatura que el señor Pardo le pondrá al frente. Únicamente estamos enterados de que la candidatura del señor Pardo saldrá de una convención de los partidos. Y de que habrá papeles que la llamarán candidatura nacional.
         Desde hace algún tiempo oímos sonar muchos nombres de candidatos posibles. Según las gentes, candidato posible es, por ejemplo: el señor don Manuel Vicente Villarán. Candidato posible es asimismo el señor don Augusto Durand. Candidato posible es también el señor don José Carlos Bernales. Candidato posible es por otra parte el señor don Francisco Tudela y Varela. Candidato posible era, finalmente, el señor don Ántero Aspíllaga.
         Pero ocurre que todas estas candidaturas no son candidaturas a la presidencia de la República. Son únicamente candidaturas a la candidatura de la convención. Y, por ende, candidaturas a la candidatura amparada por el señor Pardo.
         Abordemos al señor Villarán. Y veremos que el señor Villarán nos dice que no tiene noticia de la posibilidad de su candidatura. Abordemos al señor Durand. Y veremos que el señor Durand se quita de encima nuestras preguntas con las dos manos. Abordemos al señor Bernales. Y veremos que el señor Bernales nos responde que él, por ahora, no es sino un ciudadano. Abordemos al señor Tudela y Varela: Y veremos que el señor Tudela y Varela se sorprende que la gente le atribuya traza de candidato.
         Solo el señor Aspíllaga, con toda su franqueza de gentilhombre sin tacha, no sabrá engañarnos.
         Y nos hablará como candidato. Como candidato de sus muchos y muy solícitos amigos. Como candidato del partido civil. Como candidato de un periódico rotativo. Como candidato seguro de su calidad de candidato.
         Pero, mientras tanto, todos haremos señas a hurtadillas del señor Aspíllaga.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 20 de agosto de 1918. ↩︎