4.15. “Signos” de los tiempos

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Estos billetes provisionales que van a inundar el país hoy o mañana, son un gesto expresivo de la psicología del pardismo. Se ve en ello un método de amo de latifundio. Revisten fisonomía legítima de procedimiento criollo. Revelan que el señor Pardo gobierna la república como gobernaría un fundo.
         En estos billetes descubren las miradas perspicaces ostensibles afinidades e interesantes parentescos. Comprenden que su genealogía es la misma genealogía de las “fichas” de los fundos. El señor Pardo y el señor Maldonado los han denominado “signos litografiados”. Eufemismos maliciosos del señor Pardo y del señor Maldonado.
         Los “signos litografiados” del señor Pardo son más que unos signos ingenuos. Para las gentes avizoras son una avanzada del billete del Estado, una tentativa sintomática del pardismo y una mala ventura agorera e inquietante. Acaso estas son únicamente suspicacias de las gentes. Pero evidentemente es positivo que el pardismo nos está poniendo en las manos su billete, sumándolo al billete de los bancos. El billete de los bancos ha sido la puerta por la cual ha empezado a escurrirse el billete del pardismo.
         El pardismo es capcioso y cuitado en bautizar sus actos. Tal como intentó desfigurar la prórroga del presupuesto, escondiéndola dentro de una circular del señor Heráclides Pérez, intenta ahora desfigurar sus “fichas” llamándolas no “fichas” ni billetes, sino “signos litografiados”. Muy avezado es el régimen en las sinuosidades del casuismo criollo.
         Hablan las gentes que comentan habitualmente los ademanes administrativos del señor Pardo y de sus colaboradores:
         —El señor Pardo ha inventado el billete de cinco centavos. No se le había ocurrido a ningún gobierno ni a ningún banco del mundo emitirlo hasta ahora. El señor Pardo es el inventor del billete mínimo.
         Están en lo justo las gentes que de esta suerte razonan. El señor Pardo ha ideado el billete más chico del mundo. Tal vez le entusiasmará la originalidad de su iniciativa y nos hará pasar del billete de cinco centavos al billete de un centavo. Este sería el récord máximo del billete mínimo. El nombre del señor Pardo adquiriría nuevos atributos de inmortalidad y de fama.
         Aseveran también las gentes:
         —El país sintió la inminencia del billete del Estado desde el día en que el señor Pardo entró al Palacio de Gobierno. ¡Hay que creer en la intuición de los pueblos! ¡Hay que creer en sus corazonadas! ¡Hay que creer en sus presentimientos!
         Y vuelven a estar en lo cierto las gentes. Efectivamente desde que vio el país en el gobierno al señor Pardo tuvo la imprecisa sensación de que reaparecían los tiempos del billete sospechoso. Los hombres del régimen hacían protestas de austeridad para calmar las desazones y las malicias nacionales. Pero el país continuaba asustado e intranquilo.
         Ahora se siente toda la justicia de las desconfianzas. Silenciosa y embozadamente el pardismo nos ha desviado del billete bancario hacia su billete. Los “signos litografiados” son el papel del pardismo. El papel que las gentes temían y sospechaban.
         Y es que este papel de litografía que va a inundar la nación nos dice una vez más cuál es el espíritu del régimen y nos hace sentir una vez más que nos están administrando no hombres de Estado sino hombres de latifundio.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 19 de agosto de 1917. ↩︎