6.14. Nombres y apellidos

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Ya estamos en plena cuaresma electoral. Cual hemos dicho, esta cuaresma no es callada sino bulliciosa, no es discreta sino sonora, no es apacible sino agitada. Sirve para demostrarnos que vivimos en una democracia y que tenemos entre otros grandes hombres al señor Juan Manuel Torres Balcázar, al señor Luis Miró Quesada y al señor Gerardo Balbuena.
         Hay gritos, interjecciones, ciudadanos honestos y ciudadanos de alquiler.
         Ayer nos sentimos de repente en medio de una atmósfera de jornada cívica. Había en la Municipalidad de Lima torvas cataduras de jiferos. Sonaban en sus pasillos agrias voces de malandrines.
         Nosotros nos alarmamos y preguntamos:
         —¿Qué es esto?
         Y nos respondieron:
         —Esto es que se va a elegir el personal de las mesas receptoras de sufragios.
         Vimos al señor Luis Miró Quesada y al señor Juan Manuel Torres Balcázar. Y no vimos al señor Balbuena.
         Oímos aclamaciones y vítores y comprendimos que nos hallábamos en medio de un minuto trascendental de nuestra democracia.
         Esperamos.
         La junta electoral comenzó a pronunciar los nombres de las comisiones receptoras.
         Nombres y apellidos. Nombres y apellidos. Nombres y apellidos.
         De rato en rato había un gesto risueño en el semblante redondo del señor Torres Balcázar.
         Sentimos que el señor Torres Balcázar pensaba entonces:
         —¡Ese es un hombre independiente!
         Y el señor Eduardo Escribens traducía el pensamiento del señor Carlos Balcázar y lo gritaba:
         —¡Ese es un hombre independiente!
         Nos entusiasmábamos y aplaudíamos.
         —¡Bravo!
         Todos nuestros amigos y conocidos parecían salir de estas ánforas solemnes. Nos sentimos en familia. Creímos que ese era no el recinto de la Municipalidad sino el jirón de la Unión. Quinientos nombres y quinientos apellidos. Medio Lima.
         Se nos ocurrió una pregunta:
         —¿Y el candidato de los conservadores?
         —Todavía no hay candidato de los conservadores.
         Tuvimos que imaginarnos que habíamos preguntado una tontería.
         Y siguieron saliendo nombres y apellidos. Nos acercábamos a la media noche. Continuábamos poseídos por las mismas emociones. Seguíamos oyendo el comentario del señor Eduardo Escribens.
         Vimos de pronto al señor Jesús Larco y Torres y nos interrogamos:
         —¿A qué habrá venido aquí el señor Jesús Larco Torres?
         Supusimos que sería candidato a una de las diputaciones suplentes por Lima.
         Nos dio sueño y nos indignamos finalmente:
         —¡Que conste nuestra protesta! ¡Esto se está haciendo entre gallos y media noche!
         Y lo gritamos con tanto énfasis y con tanta energía que el señor Torres Balcázar nos dijo que teníamos maravillosa aptitud de adjuntos.
         Una aptitud que nosotros nos desconocíamos, pero que, conforme a las prácticas de nuestra democracia, nos da puesto indiscutible en la política peruana.


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 21 de abril de 1917. ↩︎