3.23. Odisea triste

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Nosotros queremos al señor Pasquale como a un hermano nuestro. No porque el señor Pasquale sea poeta lírico, sino porque todos los hombres somos hermanos de Nuestro Señor Jesucristo. Y nuestro dolor es grande porque vemos al señor Pasquale malaventurado y quebrantado.
         El señor Pasquale fue siempre gobiernista. Poeta lírico es únicamente a la hora en que escribe versos. En todos los demás momentos de su vida es un varón prudente, cauteloso y redomado. Por eso solo hubo una ocasión en que el señor Pasquale hizo postura de antigobiernista. Fue cuando la oposición del bloque al señor Leguía y en homenaje a la elocuencia del señor Manzanilla.
         Mas hoy el señor Pasquale ha dejado también de ser gobiernista. Y la culpa no es del señor Pasquale que quiere al señor Pardo, sino del señor Pardo que no quiere al señor Pasquale. “Amor mal correspondido”, dirá seguramente el señor Pasquale en cualquiera de los versos de un soneto.
         El señor Pasquale ignora que la culpa de que el señor Pardo no lo quiera, es indirectamente suya. Hace algún tiempo que el señor Pasquale se encontró con que el bloque, según los mismos bloquistas, había muerto definitivamente. Y, no queriendo ser civilista porque el señor Prado y Ugarteche era presidente del civilismo y no era buen amigo del señor Pardo, se hizo constitucional.
         Tenía el señor Pasquale la certidumbre de que el partido constitucional era un partido prudente, cauteloso y redomado como él. Tenía la persuasión de que era un partido del poder. Tenía muchos otros arraigados convencimientos.
         Nadie le supo decir al señor Pasquale que el partido constitucional se iba a resentir con el señor Pardo. Y si alguien se lo hubiera vaticinado, el señor Pasquale no lo habría creído.
         Ahora la candidatura constitucional del señor Pasquale a la diputación por Lucanas tiene una candidatura pardista al frente. Una candidatura proclamada por el comité bipartito de las ubicaciones. Una candidatura pardista. Una candidatura feliz. Una candidatura con lista de mayores contribuyentes, con subprefecto, con vacunadores y con gendarmes.
         Ha ido a defender su candidatura el señor Pasquale. Y ha encontrado gesto ácido del médico titular, ademán destemplado del subprefecto, grito procaz de los gendarmes, osado apóstrofe del gobernador. Ha visto preparada la lista de la imposición del señor Juan C. Bendezú que fue su adversario infortunado de otra época. Ha pensado que el señor Pardo no lo quiere. Y ha sentido que no lo quiere probablemente porque le tiene envidia. No porque el señor Pasquale haga versos y el señor Pardo no los haga. Sino porque el señor Pasquale es buen mozo y el señor Pardo ha comenzado a dejar de serlo.
         Mas el señor Pasquale no se arredra ni se para en la plaza de Lucanas para exclamar ante el espectáculo del poderío ajeno enseñoreado en su provincia:
         “¡Estos Fabio, ay dolor, que ves ahora…!”.
         No.
         El señor Pasquale solo es poeta lírico cuando escribe versos, lo repetimos.
         Ahora es candidato. Candidato luchador, esforzado, decidido, enérgico, locuaz y avizor.
         Y tiene un plan notable.
         Hace dos años la Corte Suprema anuló sus elecciones porque las había favorecido el subprefecto. Y este año, si Lucanas no lo elige contra el subprefecto y contra los gendarmes, la Corte Suprema anulará las elecciones de su adversario por la misma causa que hizo anular las suyas.
         Ya está el señor Pasquale ensayando el discurso que le dirá a la Suprema.
         Y únicamente se ha equivocado en el comienzo por amor a los tratamientos:
         —Excelentísimo señor…


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 23 de enero de 1917. ↩︎