2.27. Las haciendas

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Los campos siguen aprestándose contra las ciudades. Siguen enfrentando a los candidatos metropolitanos los suyos rurales. Siguen oponiendo a la fuerza electoral de los burgueses la fuerza electoral de los labriegos.
         Ya no es solo la candidatura del señor Arturo Pérez Palacios la que sale de los ingenios y de los cañaverales. Hay una candidatura más, proclamada por los campos y por las alquerías. Es una candidatura independiente. Es una candidatura robusta. Es una candidatura fuerte. Es la candidatura del señor Miguel A. Checa.
         El anuncio de esta candidatura, que ya empieza a tener sones triunfales, nos ha llenado de alborozo. Nos ha regocijado más que los regalos pascuales del señor Balbuena. Nos ha hecho felices. Nos ha puesto alegres.
         El señor Checa es dueño de nuestras simpatías. En el hipódromo, en el Jockey Club, en el teatro, en todas partes nos place su trato y nos enorgullece su afecto. Y siempre somos sus admiradores en reciprocidad a la admiración generosa que él nos tiene.
         No hay, sino que hablarle y verle para adquirir la persuasión de que es un gran político. La política lo llama y lo requiere. No le falta uno solo de los síntomas de los grandes políticos. Y tiene sobre todo el síntoma principal: la afición a las carreras de caballos.
         El doctor Químper, el señor Torres Balcázar y nosotros, estamos convencidos de que no es posible que haya un gran político que no sea aficionado a las carreras de caballos.
         Y pues es el señor Checa un turfista entusiasta y apasionado, tenemos que reconocerle gran político.
         Su candidatura, por ser la candidatura de un turfista, es una candidatura noble y aristocrática. Se parece a la candidatura de un gentleman inglés. Y pide a todos los gentleman de Lima que vayan a Piura a caballo para votar por el señor Checa.
         También es la candidatura del señor Checa una candidatura popular. La han proclamado todas las haciendas de Piura. En que es una candidatura de los campos, se asemeja a la del señor Pérez Palacios. La ha proclamado una muchedumbre de labriegos sobre las desmotadoras y sobre los ingenios de los valles.
         Y es al mismo tiempo esta candidatura independiente. Se yergue contra la que ampara el señor Pardo que es la del señor Cerro. Y se yergue contra la que ampara el partido liberal que es la del señor Espinoza. Se yergue contra todas las candidaturas. No quiere el favor oficial. No lo recibe ni lo necesita. Le basta con las aclamaciones de las haciendas.
         Ayer mismo nos lo ha dicho el señor Checa en el Jockey Club a punto en que hemos ido a felicitarlo y a ofrecerle nuestro aplauso:
         —¡Mi candidatura es independiente! ¡No pide subprefectos! ¡No pide gendarmes! ¡No pide nada!
         Nosotros lo hemos observado:
         —¡Pero debía abrirse un sitio en el tablero de las ubicaciones!
         Y el señor Checa ha protestado:
         —¡No! ¡Yo no transijo con las ubicaciones! ¡No las acepto! Mi candidatura es muy sólida. A mí no me gustan las ubicaciones. Y lo mismo las detesto en la política que en la hípica. Porque también en la hípica han querido hacer ubicaciones para repartir el lote de potrillos argentinos. Una idea del señor Foción Mariátegui. Y yo la he frustrado. ¡Yo solito! ¡Era imitar al señor Pardo!
         ¡Repartir los potrillos como el señor Pardo va a repartir las representaciones!
         Y finalmente el señor Checa nos ha dicho con toda la majestad de un candidato muy fuerte, muy grande y muy solemne:
         —¡Pero para la representación de Piura no hay reparto eficaz ni posible! ¡Mi candidatura tiene a todas las haciendas! ¡Y las haciendas son más grandes que las ciudades!


Referencias


  1. Publicado en El Tiempo, Lima, 27 de diciembre de 1916. ↩︎