7.5. Palabras Preliminares: Nuestra posición en la prensa

  • José Carlos Mariátegui

Nuestra posición en la prensa1  

         Este diario no sale para servir un transitorio interés electoral. Aspira a conquistar una posición permanente en la prensa peruana y a conservar dentro de ella personalidad propia. Su aparición en un agitado momento de elecciones políticas es un mero accidente, un ocasional sincronismo, una adjetiva coincidencia. La Razón no se halla vinculada a ninguno de los bandos en lucha. Posee absoluta independencia para contemplar el gravísimo problema político sin los pequeños apasionamientos de tal o cual partidarismo. Y como quienes lo escribimos no somos políticos profesionales, como no traemos a la acción periodística más adhesión que la adhesión a un ideal, como no tenemos puesta la mirada en ningún lucro burocrático, nos hallamos capacitados para opinar libremente sobre todos los aspectos de la conflagrada política actual. No obstruyen ni embarazan la expresión de nuestro pensamiento las coerciones de ninguna consigna, de ninguna expectativa, de ningún orientalismo.
         Tampoco es La Razón la manifestación de uno de esos diletantismos literarios que escogen el periodismo como órbita de sus aventuras. El público conoce a sus organizadores. Sabe que son dueños de una foja de servicios desprovista de todo blasón brillante, pero timbrada por la más constante y honrada devoción al deber.
         Una sólida comunidad de ideales patrióticos, un noble entusiasmo profesional, un solidario afán de lucha y un acendrado espíritu doctrinario nos han reunido y nos han mancomunado en la empresa de la fundación de este diario, que aparece a nuestro pesar, con los defectos y deficiencias inevitables, casi siempre, en la jornada inicial de cualquier obra.
         Es costumbre entre nosotros que los periódicos nuevos se presenten con un programa más o menos retórico y más o menos musical. Mas como nuestra vida en la prensa nos ha hecho apreciar el convencionalismo de estas declamaciones, hemos resuelto prescindir de ellas, convencidos de que, en esta hora de programas electorales, estamos más obligados que nunca a economizar al público la lectura de promesas falsas y frases redondas.
         Nuestro propósito sustantivo consiste en contemplar todos los hechos y todas las situaciones con elevación de concepto y de palabra, en decir siempre la verdad, en emplear los caminos más reales para llegar hasta ella, en denunciar y combatir los vicios de nuestro régimen político y social, en trabajar por el advenimiento de esa era de democracia que tanto ansía nuestro pueblo, en defendernos de la influencia de los prejuicios que sirven habitualmente de punto de partida al criterio criollo y en difundir, sin olvido de la realidad nacional, las ideas y las doctrinas que conmueven actualmente la conciencia del mundo y que preparan la edad futura de la humanidad.
         Nos proponemos efectuar esta labor con la mayor circunspección. Pero no queremos que nuestra circunspección sea una de esas circunspecciones cómicamente majestuosas y teatrales que aquí se estilan.
         Nuestro concepto de la circunspección periodística es demasiado amplio e intelectual para que creamos, por ejemplo, que no se avenga con ella la nota humorística y recreativa que debe sembrar de amenidad y frescura y preservar de frialdad y pesadez las columnas de un periódico de esta naturaleza.
         Esto es, en sustancia, todo lo que creemos preciso manifestarle al público en esta columna La definición general de la índole, de la fisonomía, de la originalidad, del mérito del periódico es algo que no nos corresponde. Es algo que le pertenece totalmente al público. Y a él se la dejamos.

Referencias


  1. Publicado en La Razón Nº 1 Lima, 14 de mayo de 1919. ↩︎