5.1. Perfiles

  • José Carlos Mariátegui

Luis Fernán Cisneros1  

         A media noche, cuando el ruido acompasado e incesante de los linotipos llena la casa del diario popular, Luis Fernán Cisneros, inclinado sobre su máquina de escribir, hace derroche de su ingenio de cronista talentoso, redactando sus gacetillas políticas.
         El gran poeta de la elegía inmortal, sin desconcertarse por los apremios del taller, apunta un gesto, exagera una pose, mueve a las marionetas de nuestra política, que él sabe manejar desde su oficina, a todas horas invadida por alegre bohemia, y ante la Underwood en que demuestra sus habilidades de dactilógrafo.
         El diálogo es ágil y fluido en sus croniquillas. Las frases puestas en boca de los actores de la comedia política, que reconstituyen una charla anotada ligeramente por un amigo o un reportero, son siempre oportunísimas. En los apartes, en las reflexiones breves que intercala entre los diálogos de sus “Ecos”, estampa frases ocurrentes, intencionadas, de magnífico efecto. Maneja la ironía admirablemente, y en esto reside el mayor éxito de sus gacetillas.
         Nadie más modesto, ni nadie más sencillo que este joven poeta. Jamás le hemos visto enfadarse en una discusión. Una discrepancia cualquiera de concepto, no le mortifica. Es, por esta parte, modelo de hombre tolerante. Cuando delante de él se discute vehementemente de política o de literatura, no interviene. Acodado sobre su escritorio, hojea un libro y responde escasamente al pedírsele su opinión.
         Como escritor político posee cualidades de mérito indiscutible. Tiene magnífico criterio y razona brillantemente, interesándola atención del lector. Además, escribe con grandísima corrección, como muy pocos de nuestros periodistas.
         No vamos a ser nosotros, míseros gacetilleros, los que evidenciemos su inmenso valer como poeta. Federico Larrañaga, al juzgar su elegía, lo consagró genio. Sus versos son delicados y armoniosos, y seguramente no hay entre los poetas peruanos quien pueda aventajarle en la belleza de la forma Tampoco hay ninguno tan modesto como él. Recitando sus composiciones poéticas es sencillamente admirable. Dice con voz clara y vibrante, y hace deliciosamente melodiosa la musicalidad de sus versos incomparables.
         Nunca, estamos ciertos, brotará de la pluma del crítico una censura para la labor literaria de Luis Fernán Cisneros. Poniéndose a escribir sobre este poeta, la alabanza se produce espontánea.
         La vez que mejor nos impresionó su personalidad artística fue cuando, ante los restos del monoplano de Jorge Chávez, declamó su “Elegía”, himno glorificador en que canta a aquel magnífico aventurero del ideal.
         Entonces se nos reveló el poeta, en toda su gigantesca grandeza.
         Asistimos en esa ceremonia, a su consagración como genio. Tenemos el íntimo presentimiento de que hemos de ser también testigos de la consagración de su inmortalidad.

JUAN CRONIQUEUR
(José Carlos Mariátegui)


Referencias


  1. Lima, 10 de junio de 1912. De una copia mecanografiada, hallada en el archivo personal de Luis Fernán Cisneros. ↩︎