4.5. La veladas de anoche en El Municipal y en El Excelsior

  • José Carlos Mariátegui

 

         1Noche afortunada la de ayer para los aficionados, que son muchos en Lima, al arte dramático y sus consecuencias; las funciones de estreno y las de gala.
         De estreno, la de anoche en el Municipal. Esteban Serrador, un artista bien apreciado, suficientemente conocido, oportunamente juzgado, volvía a presentarse después de años de ausencia, ante el público de Lima que ya en otras ocasiones le fuera pródigo en aplausos justipreciando su labor y avizoramientos artísticos, los que al revés de los de la mayoría de sus colegas, no se detuvieron nunca en una sola etapa o en un solo momento de la evolución teatral por que atravesamos de veinte años a la fecha. Y el público se fue a ver a Serrador al Municipal.
         Por contradicción, para probar que no importa, siendo bueno el espectáculo o dándolo como se debe, que haya dos o más compañías del mismo género, el público llenó anoche el Municipal.
         Y cuenta que Papá Lebonnard es una obra muy vista en Lima, a todo precio y por toda categoría de artistas, desde Thoullier a Paco Ares. Pero el público fue, por la obra o por el actor.
         De la obra no hay que añadir palabra a la que en su oportunidad se dijo. Del actor, ya es otra cosa, por brevemente que sea.
         Serrador, que podía estar cansado de su intensa labor teatral, porque hay que haberlo seguido desde lejos, con simpatía y perseverancia, para saber de sus luchas empeñosas y sus triunfantes campañas, no ha perdido nada del vigor y la adaptabilidad escénica que ya de antaño —un antaño relativamente corto— le caracterizaban. Tiene Serrador, aparte de su talento, algo propio, intuitivo y multiforme, para personificar los tipos más encontrados y varios. Y en el drama, en la comedia, en la pochade, este joven actor de hace veinte años que todavía no envejece sino sobre la escena cuando el papel lo impone, cambia de temperamento, de expresión, de índole a capricho y como una masa de cera blanda dentro del molde del tipo al que quiso ajustar.
         Sin imitar a ninguno de los otros actores que hemos visto, Serrador hizo anoche un Papá Lebonnard, tan bueno, si no mejor, como el más recordado que hayamos visto. El público lo entendió así y consagró su trabajo con aplausos calurosos y espontáneos que llenaban la sala totalmente ocupada e hicieron, en el último acto, descorrer la cortina de boca varias veces.
         A su lado, el resto de la compañía, homogéneo y disciplinado, cumpliendo con discreción y tino, sin desarmonizar en ningún momento y destacándose algunos artistas que ya tendremos oportunidad de juzgar.
         Hoy la compañía Serrador-Marí ofrece dos funciones: Matinée con el vaudeville de Roland y Leprince, Los francmasones, y nocturna con Mamá Colibrí de Henri Bataille, en que debutara Josefina Marí, artista que también ha aplaudido hace tiempo el público de Lima.
         Ahora, una petición que recogemos del público. La compañía Serrador-Marí trae un vasto repertorio de obras nuevas para la capital. Ponga esas obras. Ofrezca como en el día de hoy obras nuevas, estrenos diarios si es posible. Así hará su negocio, tan bueno como se lo deseamos, y satisfará al público que aquí como en todas partes está en espera de obras como Papá Lebonnard de anoche, bien presentada, aunque haya sido muy vista.
         La función de gala se efectuó anoche en el Excélsior.
         Los empresarios de la Compañía del Teatro Colón, con lógica visible pero desacertada esta vez, trasladáronse a la vasta sala del Excélsior para enmarcar en este escenario la función con dedicatoria a los señores Pardo, Bentín y Carvajal, candidatos votados a la Presidencia y Vicepresidencias de la República en el próximo período de gobierno venidero. El Colón era muy pequeño para la cantidad de público invitado a concurrir.
         Desgraciadamente, el Excélsior resultó demasiado amplio. Las localidades estuvieron mal distribuidas, o el estreno del Municipal condujo al público por otro lado o la inasistencia del señor Pardo, por luto, lo retrajo. Ello es que la función de gala, y en honor a la candidatura al gobierno próximo, no logró reunir un público numeroso en el Excélsior.
         Sin embargo, los artistas hicieron toda clase de esfuerzos para dar las obras anunciadas en los carteles (con el primer anuncio fue posible) arrebatando todos los aplausos, los reservados por ellos y los que se hubieran tributado a los candidatos en caso de aparecer por el simpático teatro de nuestra vecindad de Baquíjano.
         Para hoy anuncia la Compañía López —vuelta al Colón y desconfiando de la popularidad de los candidatos— Robo en despoblado y El Retiro en matinée; Luna de Miel y En familia por la noche.


Referencias


  1. Publicado en La Prensa, Lima, 23 de mayo de 1915. ↩︎