3.2.4. Jornada III
- José Carlos Mariátegui
- Abraham Valdelomar
como estaba convenido.
cuando llegue el Capitán.
y ha de lanzar un silbido,
según lo hemos acordado.
y el centinela avisado…
como estaba convenido
en el pacto!
vais a comprobar muy bien!
¿Por quién las armas están
decid, soldados, por quién?
(Seguida de un soldado entra la Mariscala, completamente embozada, de tal suerte que no puede descubrirse quién es el personaje que se presenta, y que los conjurados toman por el capitán, engañados por el aviso convenido).
Capitán Fernando
— ¡Capitán, los sublevados,
aquí estamos reunidos,
oficiales y soldados,
resueltos y convencidos!
¡Capitán, los sublevados!
Teniente Rodrigo
— ¡Descubríos, capitán!
Nada tema vuestro afán,
oficiales y soldados están
todos sublevados.
¡Descubríos, capitán!…
Teniente Pablo
— Las armas os presentamos.
Mandad y obedeceremos,
porque resueltos estamos
y a la muerte os seguiremos.
¡Las armas os presentamos!…
La Mariscala
— ¡Traidores!
Teniente Fernando
— ¡Mas, esa voz!
— ¿Quién su vida tiene a gala
exponer así entre nos?
Teniente Rodrigo
— ¡Descubríos! ¿Quién sois vos?
Teniente Pablo
— Mas, ¿quién sois?
La Mariscala
— ¡La Mariscala!
Los soldados
— ¡Muera!
La Mariscala
(Arrogante, suprema, magnífica, desembozada ya, da un gran golpe con su fuete sobre la ruda mesa del cuartel y habla a sus soldados, vuelta la espalda a sus oficiales).
— ¡Cholos, contra mí!
— ¡Yo que la fortuna os di
y que en la lucha os guie,
que vuestra vida cuidé
y vuestra hambre compartí!
¡Cholos, vosotros a mí!
¡Vuestras heridas curé,
vuestro sueño vigilé
y mi agua y mi pan os di!
Cholos, ¿estáis contra mí?
¿Hay alguno a quien yo vi
sufrir y no consolé?
¿Hay alguno a quien no di
mi abrigo, mi pan, mi fe?
¡Si hay alguno, salga aquí!
¡Yo desafío al osado
no temo su gesto airado
ni su ultraje, ni su bala!
¡Si es justicia herid, soldados!
(Y hay un silencio breve)
Soldado Andrés
— ¡Viva nuestra Mariscala!
Los soldados
— ¡Viva nuestra Mariscala!
Soldado Andrés
— El cuartel os será fiel…
La Mariscala
— ¡Yo me instalaré mañana,
soldados, en el cuartel!
¡Y atad al traidor aquel
que aquí está la Mariscala!
(Telón)
aquí estamos reunidos,
oficiales y soldados,
resueltos y convencidos!
¡Capitán, los sublevados!
Nada tema vuestro afán,
oficiales y soldados están
todos sublevados.
¡Descubríos, capitán!…
Mandad y obedeceremos,
porque resueltos estamos
y a la muerte os seguiremos.
¡Las armas os presentamos!…
— ¿Quién su vida tiene a gala
exponer así entre nos?
— ¡Cholos, contra mí!
— ¡Yo que la fortuna os di
y que en la lucha os guie,
que vuestra vida cuidé
y vuestra hambre compartí!
¡Cholos, vosotros a mí!
¡Vuestras heridas curé,
vuestro sueño vigilé
y mi agua y mi pan os di!
Cholos, ¿estáis contra mí?
¿Hay alguno a quien yo vi
sufrir y no consolé?
¿Hay alguno a quien no di
mi abrigo, mi pan, mi fe?
¡Si hay alguno, salga aquí!
¡Yo desafío al osado
no temo su gesto airado
ni su ultraje, ni su bala!
¡Si es justicia herid, soldados!
(Y hay un silencio breve)
soldados, en el cuartel!
¡Y atad al traidor aquel
que aquí está la Mariscala!
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