1.15. Loa a Febo

  • José Carlos Mariátegui

LOA A FEBO1  

        (Ditirambo modernista)
Eres el caballo coloso;
eres el supremo ejemplar
del haras Vilcahuaura;
eres el orgullo de la nacionalidad;
eres en el Oasis
el más noble pur sang;
y eres en este instante el discutido crack.
Eres músculo, eres nervio, eres pujanza,
eres acción,
eres fuerza, eres gloria, eres trabajo,
eres un gladiador.
De hipogeos, de luchas y olimpiadas
traes la vocación,
y hay un caballo como tú, glorioso
entre los que halan el carro del Sol.
Acaso en tal cuadriga mitológica
un tu antepasado galopó,
y por dejar tu estirpe
a la tierra fugó.

¡Oh, tu galope raudo!
¡Oh, la distensión
de tus bíceps, que acaso envidiaría
Willard, héroe del box!
¡Oh, tus crines castañas,
que tienen una brava rebelión cuando
hieren tus flancos las espuelas
y el látigo del boy,
que estimula tu esfuerzo y
que te jinetea vencedor!

¿Fue acaso en un ensueño de Bellido
donde un día tú
eras en el Olimpo comparado
con un cualquier Wilful?
Descendías ¡oh caballo! de Bellido:
él ignora aún
lo grande de tu alma, y de tu gloria
la magnitud.

¿Ha nacido el poeta que te aclame
en épica canción?
¿El que diga tu gloria y cante un himno
vigoroso y magnífico en tu loor?
¿Es acaso D’Anunnzio el italiano
que tiene un ojo malo por meterse a aviador?
¿Es Walt Whitman el yanqui? No;
eres peruano, Febo, y Yanquilandia quiere
echarle la zarpa a tu nación.
Y Mac Adoo nos hizo una perrada cuando vino
de tránsito a Nueva York.
¿Es Chocano el glorioso, tu
cantor?
¿O es el nebuloso José Eguren?
¿O es José Fiansón?
¿O es el Conde de Lemos? ¿O es Ascanio?
¿Vallecito, venido de London?
¿O es Hernán Bellido, el gran poeta con facha
de campeón,
que juega a la raqueta y es alférez?
(¿Protestas tú? ¡Oh, oh!)
¿Es el desconcertante arequipeño
Rodríguez, el de la honda entonación?
¿Es Abril? ¿Es Mariátegui? ¿Es Antuco?
¿Es Zapata el que debe rimar en tu loor?
Yo sólo sé, magnífico caballo,
¡que no soy yo!

Suena el timbre. Te monta un mercenario.
Ha llegado la hora de tu glorificación.
Las gentes se agrupan a tu paso
en el paddock
y te miran, magnífico caballo,
con veneración.
Otro potro, traído de Santiago
por mercantil virtud de importación,
va a disputarte el triunfo.
¡Pobrecito! ¡Míralo sin rencor!
Suben y bajan las pizarras.
Llega la última cotización.
Mi amigo Enrique Cáter en birloche
va a lanzarte hacia el triunfo, ¡vencedor!
Y desde la alta tribuna te contempla
Mariátegui, Foción.
¡Qué te importa el severo handicapper,
que pone una vil carga en tus lomos de campeón!
¡Van a arriar la bandera colorada,
todo vibra en tu honor!
(Y yo he escrito las hojas necesarias
para cobrar mi colaboración).
Mas ¿qué te importa, Febo? ¡Así es la vida!
¡Todo sea en tu loor!

                                             KENDELIZ CADET

Referencias


  1. En El Turf, Nº 41, pp. 1-2, Lima, 10 de junio de 1916. ↩︎